martes, 6 de noviembre de 2012

Ella

No se da cuenta realmente, de lo bella que es. No se da cuenta, y no es que no se mire al espejo, lo hace y le gusta, no se da cuenta porque es bella por dentro y eso a veces se le olvida, no lo ve. Tamborilea los dedos sobre la mesa, se pasea las manos por la boca en el vago recuerdo de cuando tenía el feo gesto de morderse las uñas, y se plantea. El qué. Su vida. En la penumbra de un salón, con el eco de otras voces a su alrededor. Se plantea, se pregunta, una y otra vez, sin darse cuenta de que ella sola tiene la respuesta, que la grita, la chilla y la proclama a los cuatro vientos pero que le da tanto miedo escucharla que se hace la sorda. Y pregunta, y espera oírla de la otra persona. Si tan solo se escuchase ella. Madura, importante, fuerte. Ha crecido y no son los años. Ha madurado. Quién sabe si pasó de un día para otro o fueron poco a poco las horas. No tiembla, no llora, y aunque dude, sabe la respuesta. ¿Quién es? ¿Qué necesita? ¿Qué futuro desea?. La decisión está tomada. ¿Será capaz de enfrentarse a ella?

2 comentarios:

  1. leer tu relato es como mirarme en un espejo,.... ajajajaj como la vida misma,...
    me encanta, como siempre que escribes,..

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    1. Gracias guapísima, ¡eres mi mayor fan! jajaja

      Besazooos

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