Esta noche he recibido esta fotografía por Whatsapp para mi reto de Microrrelatos. Iba a a dormir (que mañana trabajo) pero "aprovecho" el reggaeton a toda pastilla del vecino de arriba para escribir. Es triste, pero es lo que ha salido. Debe ser la noche.
Se cayó hace una semana. Fui a salir de casa con el abrigo, ya sabes, ese con la capucha tan grande para la lluvia, y lo tiré. Por un momento ni siquiera recordé qué podía haberse caído cuando oí el ruido detrás de mi espalda. Y luego lo vi. Partido en tres y descascarillado por el tronco. El trébol había desaparecido, le faltaba una pierna y uno de los brazos. Aún conservaba la cabeza. Antes de que pudiese ser consciente de lo que estaba haciendo, empecé a buscar un pegamento como loca para unir los trozos. Como si fuese un cadáver y quisiese revivirlo antes de que se quedase frío y ya no hubiese vuelta atrás. Como si pudiese revivirte a ti, amor mío.
Ni siquiera fui consciente de que había estado llorando desde que lo vi en el suelo, acostumbrada como estoy a sentir mis lágrimas por el rostro. Pero fui capaz de reunir todas las piezas y pegarlo. Me quedé toda la tarde contemplando aquella figurilla hortera y ahora también tullida. Reflexionando, ya sabes. Sobre todo. Sobre lo que aún me cuesta nombrar.
He guardado al duende en un cajón. Sé que de ahí no saldrá y sus magulladuras no me recordarán todos los días que hubo un breve instante en el que me olvidé de ti.
Ahora somos el duende y yo. Y me siento sola."
Me alegra encontrar un escrito tan breve y tan completo. Me gusta Danaeryn. Me apunto a leerte.
ResponderEliminarMe encanta tu microrrelato, te hace sentir lo que vas leyendo.
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